
ENAMÓRATE DE TI
Ayer, día de los enamorados, pude comprobar con los cientos de mensajes y fotos de amor que colgasteis en vuestras redes sociales, que la mayoría aprovechamos este día para gritar a los cuatro vientos nuestro amor y cariño hacia aquellas personas a las que amamos.
Gracias mi trabajo como Coach Personal, muchos de vosotros me confiáis vuestros conflictos y dudas y, de repente, sumergida en las redes sociales viendo algunas de vuestras preciosas fotos expresando amor a vuestra pareja, hijos, padres y amigos, empecé a empatizar con aquellos quienes, por circunstancias de la vida, no podíais colgar ninguna foto de este estilo…
Empecé a sentir la inseguridad de *Claudia, que está pasando por un mal momento con su pareja y, con un bebé casi recién nacido, no sabe cuánto tiempo podrá sostener su situación; empecé a sentir el dolor de Irene, cuya madre falleció, apenas tiene contacto con su padre, y no tiene ánimo de pensar en relaciones amorosas; sentí el miedo de Pedro, que está enamoradísimo de su esposa pero le ha pillado varias mentiras y no sabe cómo recuperar su confianza en ella; sentí el hastío de Mar, cuyas relaciones siempre han sido aparentemente de película, pero todas han terminado con un enorme desengaño y tremendo dolor para ella…
Pensé que todos ellos podrían estar sufriendo todavía más dolor con todo ese panorama de San Valentín a su alrededor. Porque, al fin y al cabo, en días como los de ayer en los que se celebra el amor, uno tiende a echar más de menos a las personas a las que quiere y algunas heridas por desamor pueden abrirse de nuevo.
Por eso, en el día de los enamorados, más que nunca, uno debía celebrar el amor, pero el amor hacia uno mismo.
A lo largo de nuestra vida, las personas van y vienen y aunque en cierto momento creas tenerlas con plena seguridad a tu lado, ese sentimiento de perpetuidad no es más que una falacia.
Esas personas, ya se trate de tus padres, hijos o pareja, por más que hoy te quieran con locura, no van a estar para siempre a tu lado.
Algún día se marcharán, porque otros aires soplarán de repente en su cielo, o porque la muerte les alcanzará, como a todos nos llega.
Así que grávate muy bien este mensaje: no hagas depender tu bienestar y felicidad de otras personas. Deja que las personas a las que quieres te sumen, te complementen y contribuyan a que tu vida sea mejor, pero por encima de todos ellos, debes ámate a ti mismo.
Hoy más que nunca, enamórate de tu vida, de tu forma de ser, de tu trabajo, de tu entorno.
Enamórate de ti.
* Todos los nombres de personas usados en este artículo son ficticios. Las historias, verídicas