Gestiona tus emociones de manera eficaz

Como te vengo insistiendo en mis post, todas las emociones que experimentamos son involuntarias, esto es, no podemos controlarlas cuando aparecen. Aunque es cierto que el ser humano es capaz de autosugestionarse y provocarse emociones (por ejemplo, cuando evocamos situaciones pasadas que nos produjeron tristeza, podemos sentir esa misma tristeza en el presente), no sucede lo mismo cuando, frente a determinada situación o acontecimiento, experimentamos cualquier emoción. En estos casos, no podremos controlar que la emoción nazca o aparezca.

De hecho, todas las emociones que experimentamos involuntariamente, son necesarias y tienen su propia función adaptativa, ya sean “negativas” o “positivas”. El hecho de que tildemos de “negativas” algunas emociones se debe a las sensaciones físicas desagradables (ejemplo: la tristeza produce debilidad muscular o dolor en el cuerpo), así como a las conductas asociadas a dicha emoción (ejemplo: la tristeza produce ganas de salir corriendo, huir o desaparecer). Pero la realidad es que ninguna emoción debería ser tildada de negativa, ya que todas tienen su función y es imprescindible que experimentemos todas ellas.

 

 

Date cuenta de que sería del todo desadaptativo (y extraño) que no te sintieras triste frente a la muerte de un ser querido… La tristeza es necesaria porque gracias a ella sanarás tu dolor. Si tratas de ignorar esta emoción y te auto-engañas diciéndote que estás bien para viviendo como si nada hubiese ocurrido, estarás dejando abierta una gran herida que, a la larga, acabará pasándote factura.

Por eso, insisto, tooodas las emociones que sentimos las experimentamos involuntariamente sin que podamos controlar su aparición y, además, son necesarias para nuestro equilibrio y bienestar.

Sin embargo, y he aquí la clave de la felicidad humana, sí podemos alejarnos de la frustración, del negativismo y del malestar si aprendemos a GESTIONAR NUESTRAS PROPIAS EMOCIONES.

Es muy importante que diferencies entre controlar la aparición de la emoción (no factible), y gestionar o regular su intensidad (factible) para evitar un sufrimiento adicional innecesario.

Gestionando tus emociones mejorarás tu calidad de vida, reduciendo el negativismo y el malestar, a la vez que mejorarás tus relaciones interpersonales: tu relación de pareja (la gestión emocional es otra de las claves para CONSEGUIR UNA RELACIÓN DE AMOR DURADERA), tu relación con tus hijos y familiares, relaciones laborales, etc.

 

 

Te pongo un claro ejemplo: si al llegar a casa después de un mal día, te dejas llevar por la ira o la frustración, probablemente reaccionarás con respuestas inoportunas, alzando el tono de voz o siendo poco empático con tu pareja o tus hijos. Así, sólo conseguirás perjudicar tu relación con esas personas.

Cuando tu comunicación y tu comportamiento son agresivos o poco empáticos, destruyes relaciones, las haces menos duraderas y de baja calidad. Por el contrario, al regular tus emociones, tomas el control de la situación y evitas tener reacciones negativas destructivas.

No dejes que tus emociones te dominen y dañen tus relaciones personales ni generen sufrimiento e infelicidad.

 

 

¿CÓMO REGULAR NUESTRAS EMOCIONES?

La fórmula que te propongo y que está demostrado que funciona es mediante el MINDFULNESS. La Atención o Conciencia Plena es una herramienta perfecta para gestionar nuestras emociones.

El Mindfulness nos permite: primero, tomar conciencia de la emoción que estamos experimentando de manera que la podamos identificar y reconocer; segundo, aceptarla tal y como es sin tratar de evitarla ni esconderla; y tercero, atenderla y experimentarla sin dejar que se ancle causándonos bloqueos o bucles de sufrimiento y negatividad.

Toma las riendas de tu vida, aprende a accionar en lugar de reaccionar, mejora tu bienestar y la calidad de tus relaciones personales. No es tu mente quien te controla, tampoco son tus emociones las que te dominan: ERES TÚ EL QUE ESTÁ AL MANDO.

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Anna Llebaria

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