La magia de saber pedir

¿Cuántas veces te has enfadado con tu compañero de trabajo, con tu pareja o con tus hijos porque no han hecho aquello que tú esperabas que hicieran, o simplemente, no lo hicieron como tú querías?

Me apuesto lo que sea a que muchas personas de tu alrededor te han decepcionado porque esperabas una acción por su parte que nunca llegó…

Tanto en el entorno laboral como en nuestras relaciones personales, es muy común sentirnos frustrados cuando ponemos ciertas expectativas en otras personas y finalmente éstas van a su bola.

Pero déjame que te haga una pregunta: ¿acaso fuiste concreto en pedir aquello que querías que hicieran?

Ya sé qué estarás pensando: “es que no hace falta que le pida, esto le tendría que salir directamente a él/ella”, ¿me equivoco? 😉

 

 

Lo sé, yo soy la primera que también ponía muchas expectativas en los demás y la cruda realidad me ha enseñado que es un gran error.

Muchas veces he dado por hecho que mis peticiones no debían ni ser mencionadas en alto“porque son de cajón”… Pues resulta que el tiempo me ha demostrado que lo que para mí es de cajón, para otros no resulta tan obvio.

Cuando esperaba que alguien hiciera las cosas como yo quería y luego no eran ejecutadas de ese modo (o directamente, no eran ni ejecutadas), me enojaba muchísimo. Me enfadaba con la otra persona y conmigo misma por tonta. Me decía: “Anna, el próximo día lo haces tú directamente y seguro que se hará, y bien”.

Pero entonces me saturaba con tantos quehaceres, me agobiaba por no llegar a todo, y me enfadaba todavía más: si es que siempre tengo que cargar con todo sola”.

Hasta que descubrí la magia de saber pedir.

 

 

En cualquier ámbito de nuestra vida, es importante saber pedir. ¿Qué es lo que quieres de tus empleados? ¿Qué le pides a tu pareja? ¿Qué necesitas de tus hijos?

Si das por hecho que todos saben lo que necesitas, probablemente nunca tengas cubiertas tus necesidades, porque nadie es adivino, nadie tiene por qué saber qué quieres o cómo lo quieres.

 

Te animo a que tú mismo hagas la prueba: anota tus peticiones en un papel, ¿qué quieres concretamente de cada una de las personas que te rodean?¿Alguna vez lo pediste explícitamente, o fuiste ambiguo en tus demandas?

En este último caso, te recomiendo que busques el momento idóneo para reunirte con esa persona y exprésale de forma directa y amable, qué es lo que necesitas de ella.

 

 

Es probable que no te resulte fácil ni te sientas cómodo ya que pedir no siempre es sencillo, puede darte pereza o incluso vergüenza, pero si quieres obtener los resultados deseados, debes confiar en la magia de saber pedir.

 

Anna Llebaria

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