
LO QUE NO TE CONTARON SOBRE EL EMBARAZO
Esta semana os anunciaba en mi cuenta de Instagram mi embarazo gemelar. Tenía muchas ganas de poder compartir con vosotros esta nueva aventura para haceros partícipes de nuestra felicidad y poder enseñaros mi evolución, la tripita y demás detallitos; y además porque pienso que el embarazo es una gran oportunidad de aprender y crecer personalmente. Se trata de un momento vital importantísimo, una nueva etapa para la mujer, para el hombre y para la pareja, que requiere de muchísima gestión emocional. Como profesional de la salud emocional, experimentarlo en primera persona me permite ponerme en la piel de todos ellos, presentes y futuros, a quienes espero poder ayudar con mi propia experiencia.
Hoy quiero explicaros todo lo que a mi no me contaron sobre el embarazo, mi verdad, de forma totalmente sincera y transparente.
Cuando a una le dan una buena noticia como un embarazo, generalmente sólo te cuentan lo bonito. Nadie te explica la parte negativa, pero pienso que es justo que podamos expresar tanto lo bueno como lo malo. Al fin y al cabo, todo en la vida tiene su yin y yan, ¿verdad?
Recuerda que todavía estoy en la semana 21 (lo que equivale a casi unos 5 meses), así que este post hace referencia únicamente al primer trimestre de mi embarazo.
Atención: Vaya por delante que todo lo que te cuento a continuación es sólo mi propia experiencia durante los 4 primeros meses de mi embarazo gemelar, la cual no tiene por qué ser igual para todas las mujeres (al contrario, conozco muchísimas chicas a mi alrededor quienes han vivido embarazos estupendos y no han experimentado nada de negativo durante los 9 meses. Ojalá ese sea tu caso). Asimismo, en este post sólo te cuento los aspectos negativos, NO SIGNIFICA QUE NO ESTÉ EXPERIMENTADO FELICIDAD, GRATITUD Y ALEGRÍA CON EL EMBARAZO. Está claro que se trata de un milagro traer al mundo dos vidas fruto del amor y que gana por goleada a todos los malos momentos; pero no por ello hay que eludirlos y hoy te los quiero contar.
CAMBIOS EN MI ALIMENTACIÓN
Quizá no veas tanta gravedad con este aspecto, pero en mi caso, ya sabes que miro de cuidar mi alimentación. Como profesional de la salud emocional, creo totalmente acertada la máxima de que “somos lo que comemos” y en mis últimos años he mirado de llevar una vida lo más saludable posible, comiendo de forma equilibrada, aún sin prohibirme mis caprichos, e ingiriendo siempre con consciencia (mindfuleating). Por eso me gustan tanto mis sesiones con Método Ancla en las que aplico el Coaching para adelgazar ☺
Y en este punto es donde mi embarazo empieza a hacerme sentir extraña y a generarme cierta inquietud… En el momento en el que me quedé embarazada, mi cuerpo me empezó a pedir alimentos totalmente diferentes a los que estaba acostumbrada. Generé rechazo a muchas frutas, a la verdura, al pescado… ¡¡alimentos que solía tomar diariamente!! Por supuesto, mi alimentación libre de histamina para combatir mi rinitis alérgica que te contaba en mi post “Aprendizajes de cambiar mi alimentación” ha quedado totalmente fuera de juego durante esta etapa.
Según mi ginecóloga, tanto yo como las peques vamos evolucionando correctamente, por lo que, si mi cuerpo me pide por ejemplo más carbohidratos, es porque los necesita para este proceso de creación de dos vidas en mi interior. Aún así, esto no quita que en mí haya cierta inquietud por cuanto no me siento nada identificada con lo que el cuerpo me pide, con lo que descarta, ni tampoco con la forma en la que lo ingiero (más ansia, mayor apetito, cantidades más elevadas y más asiduidad).
¡Y todo esto aún teniendo las náuseas y el malestar que te cuento a continuación…! Lo que resulta del todo paradójico… “¿cómo puede ser que esté a punto de vomitar y termine en la cocina comiendo?” 😕
MALESTAR FÍSICO
Antes de quedarme embarazada era conocedora de las famosas náuseas matutinas propias del embarazo. Me río de las náuseas matutinas… Eso era lo de menos. Lo peor ha sido sentir como si estuviera las 24h sobre una montaña rusa, looping para aquí, looping para allá… mareadísima y con ganas permanentes de vomitar.
Por suerte a partir de la semana 17 aproximadamente este malestar remitió, pero he tenido la sensación de haber estado enferma durante 4 meses seguidos, desde que abría los ojos por la mañana hasta que los cerraba por la noche al irme a dormir… Ni las famosas pastillas contra los mareos (las Cariban) me servían para nada. A veces mientras comía (he aquí la paradoja), sentía que el mareo rebajaba. Los Chocapics me ayudaron bastante a ello durante los primeros meses…😊
El malestar empeoraba a medida que avanzaba el día, y sobre las 19h de la tarde tenía la sensación de haber recibido una paliza, de estar completamente destrozada, con la cabeza y la tripa dándome vueltas, y sólo podía tumbarme en el sofá y respirar para tratar, en vano, de calmar mi malestar.
Pobre Jose cuando llegaba del trabajo se sentaba a mi lado con cara de impotencia, pero poco pueden hacer ellos para eliminar este terrible malestar, aunque ayuda muchísimo tenerles a tu lado dándote apoyo moral. 😊
CAMBIO DE VIDA
Dicen que un hijo te cambia la vida. Pienso que hay que puntualizar esta frase: a la mujer, en el preciso momento en el que se queda embaraza, ya le cambia la vida.
Esto fue un palo bastante duro para mí. Como consecuencia del malestar físico, tuve que cambiar mi estilo de vida, no porque quisiera, si no porque físicamente me vi obligada ya que me era imposible seguir el ritmo.
Piénsalo, cuando estás enferma, ¿puedes estar al 100% en el trabajo? ¿te apetece ir al gimnasio? ¿tienes ganas de salir con tus amigos? ¿te sientes activo? ¿te sientes alegre? La respuesta es NO… ¡¿Cómo iba a querer hacer nada si la cabeza no paraba de darme vueltas y tenía la sensación de que iba a vomitar en cualquier momento?!
Tuve que dejar de ir al gimnasio, tuve que dejar de salir con mis amigas, nuestros planes de comer o cenar en pareja o amigos se acabaron, y obviamente el hecho de verme obligada a quedarme en casa hecha polvo, afectaba negativamente a mi bienestar emocional y a mi estado anímico.
Incluso a partir de la semana 17,cuando el malestar físico remitió, sigo sin haber recuperado mi vida anterior. Aunque ahora ya no tenga mareos ni náuseas, ¿creéis que puedo hacer la actividad física que solía hacer? ¿Qué puedo mantener el estilo de vida que llevaba? Sinceramente, las limitaciones físicas causadas por la tripa (que con dos retoños dentro ya podéis imaginar que es más grande de lo usual), y el instinto de protección (y de sensatez) que aparece en toda mujer en el momento en el que se queda embarazada, impiden que puedas seguir con tu ritmo anterior. Tu cuerpo gestante te pide descanso a partir de cierta hora, no está para alargar, trasnochar o estar en determinados ambientes… Lo que está claro es que una embarazada, AUNQUE TODAVÍA NO HAYA DADO A LUZ, YA ES MADRE.
Qué deciros de la sensación de sentirte incomprendida… junto al miedo, a las dudas e incluso llegar a sentir una crisis de identidad… Pero pienso que estos temas merecen ser tratados con mayor detalle en un post aparte. El jueves que viene te lo cuento con detalle en mi próximo post. Mientras tanto, no dudes en escribirme o dejarme tus comentarios para compartir conmigo tu experiencia o tus inquietudes, será un placer escucharte.
Blandine Giraud
mayo 23, 2019 at 8:56 amReina, mai tornaràs a tenir la mateixa vida que abans! Ni millor ni pitjor, diferent, (bé votaria per millor, eh!). Hi ha gent que té la sort de tenir nens que dormen des del principi i pot recuperar ràpidament una vida «normal», nosaltres portem 31 mesos sense dormir (ara amb 2 vegades més despertars). Hi ha dies com avui, on penso que no arribaré al final del dia viva (el gran malalt, vomitant tota la nit i la petita amb les necessitats d’un bebè), doncs no, estic al despatx i aguantaré 🙂 Les mares trobem unes forces d’on ni ens imaginàvem que n’hi havia. Arribaré cansada de la feina, però posaré la meva millor cara per abraçar un nen febrós i una nena que necessita braços i amb el meu millor somriure perquè encara que sigui dur, és el lloc on vull estar.
Un apunt: encara que sembli increïble encara hi ha homes que passen de l’embaràs, passen dels fills, i dones que es queden amb aquests homes. Aquestes dones es mereixen un momument per avançar però haurien de trobar força per fugir. Per sort veig que ni tu ni jo ens hem topat amb aquests individus. Però des d’aquí molts anims a aquestes dones que per desgràcia son més del que ens pensem.
Anna Llebaría
mayo 23, 2019 at 4:04 pmBlandine, no saps el què t’agraeixo que comparteixis amb mi, i amb la resta dels lectors, la teva experiència. Penso que són moltes les mares que es troben en la mateixa situació que et trobes tu actualment, i uuff penso que ha de ser duríssim. Tot i així, totes em dieu que acaba per compensar, i aquesta és la fe que tinc, que al final del dia la careta dels nostres fills ens compensin tot el malestar, cansament, son, etc.
Prenc molt bona nota de la teva experiència i sé que quan les meves dues bessones neixin, recordaré molt bé les teves paraules.
D’altra banda, tens tota la raó amb les pobres noies que, a sobre, comparteixen vida amb homes machistes que passen d’elles i dels seus propis fills. No trobo paraules per definir a aquests «tipos» i, igual que tu, penso que aquestes noies no només es mereixen un monument, si no ser felices i trobar a un home que realment les cuidi com cal.
Gràcies per sincerar-te amb nosaltres i des d’aquí t’envio molta energia i força!! Molts petons!!!!