
RELACIONES TÓXICAS Y ACOSO LABORAL
Las relaciones tóxicas en el trabajo son una de las principales causas de la desmotivación y absentismo laboral, que también puede afectar directamente a tu salud con síntomas como la ansiedad, el estrés, dificultades para conciliar el sueño, o problemas digestivos…
La situación se complica, sobre todo para la víctima que lo sufre, si estamos frente a un caso de mobbing o acoso laboral.
¿CÓMO IDENTIFICAR SI ESTÁS SIENDO VÍCTIMA DE MOBBING O ACOSO LABORAL?
Se entiende por mobbing aquellas conductas de ataque y violencia psicológica que una o varias personas, ya sean compañeros de trabajo, jefes o subordinados, realizan contra otra persona en el entorno laboral.
Los Tribunales consideran mobbing siempre que estas conductas sean repetidas y prolongadas en el tiempo. De modo que, si se trata de una conducta puntual, no estaremos frente a un caso de acoso laboral.
La intención de estas conductas perversas son ridiculizar a la víctima, hacerla sentir poco válida, ningunearla, amenazarla e incluso tratar de que abandone su puesto de trabajo.
Las personas que sufren este tipo de acoso en el trabajo pueden ver afectado su rendimiento y sus funciones; aunque lo peor es cuando esta situación llega a afectar directamente a su bienestar y a su salud. Los niveles de autoestima de la persona acosada caen en picado, quien puede llegar a creerse que no vale e incluso puede padecer depresión.
En numerosas ocasiones la persona acosada acaba por abandonar su puesto de trabajo, tal es el punto de tensión y presión que recibe por parte del acosador o acosadores.
No suele ser fácil identificar un caso así dentro de una compañía, por eso los expertos hacen tanto hincapié en la prevención de este tipo de situaciones. Si piensas que puedes estar siendo víctima de mobbing, mi consejo es que acudas a la dirección de la empresa o a los representantes de los trabajadores para asesorarte y tomar medidas lo antes posible.
CÓMO LIDIAR CON COMPAÑEROS TÓXICOS
Sin embargo, antes de llegar a este extremo y de una forma mucho más generalizada, nos encontramos con ambientes tóxicos que hacen casi imposible desempeñar satisfactoriamente nuestro trabajo.
Por lo general, este ambiente tóxico viene provocado por una persona, el “cáncer” dentro del equipo.
Hay compañeros o jefes que provocan este malestar entre el resto de compañeros e incluso pueden arrastrar a más personas a “su bando” para sentirse apoyados y así incrementar las diferencias y los conflictos entre compañeros.
Es probable que por tu forma de ser, porque respetas a todos tus compañeros, o porque sencillamente no te gusta el enfrentamiento, hayas tratado de suavizar la situación e incluso hayas hecho la vista gorda ante determinadas conductas y respuestas agresivas o poco adecuadas provocadas por esa persona tóxica.
Sin embargo, es hora de que dejes de otorgarles el poder. Cuando aparece un “cáncer” en el equipo, la mejor solución es erradicarlo de raíz. Pero, lamentablemente, con gente tóxica siempre nos toparemos en los diferentes ámbitos de nuestra vida. En nuestras relaciones personales es tan fácil como eliminar a esa persona que nos está haciendo daño de nuestra vida, pero en el trabajo no es una decisión que dependa de ti.
Por eso, no puedes evitar que esa persona esté, pero lo que sí puedes hacer es gestionar si quieres darle el permiso para que te dañe, o no.
Recuerda que no son las personas las que nos ofenden, si no que somos nosotros los que nos dejamos ofender. Si alguien me tiene envidia, celos o manía y decide atacarme, tengo dos opciones: 1) dejar que sus gestos y sus palabras me ofendan y afecten a mi autoestima y a mi bienestar, en cuyo caso estaré cediéndole todo el poder porque con mi reacción, dejo que esa persona consiga su objetivo que es hacerme daño; 2) o bien ignorar su conducta, ser consciente de que sus actos son producto de su envidia hacia mí, y no concederle el placer de que consiga su objetivo de dañarme.
Entiendo que en la práctica no te resulte tan fácil poder ignorar ciertas conductas o comentarios de este tipo de personas tóxicas, pero por más que te cueste, recuerda que cada vez que te dejas afectar por esa persona, más poder le estás concediendo.
Por eso deja de dedicarle esfuerzos, tiempo y energía a esa persona. Ignórala. Limítate a ser formal con ella y a dedicarle el tiempo justo. Aprende a hacerte valer y a defender tu postura frente a ella. No te dejes intimidar por su actitud, probablemente más agresiva que la tuya. Sé asertivo, mantente en tu postura y no tengas miedo a decirle “no”.
Este tipo de personas encuentran sus víctimas en las personas más débiles, porque saben que las pueden manipular. Por eso, la mejor forma para combatirlas es que aprendas y te atrevas a marcarles tus límites y no dejar que sus actos te afecten. Así se darán cuenta de que ya no pueden ejercer ningún control sobre ti.
Nunca jamás permitas que ningún jefe, compañero o cualquier otra persona, altere tu bienestar en el trabajo, ni fuera de él.
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