
Transforma tu mente, cambia tu cerebro
Si te preguntas dónde tienen lugar tus pensamientos, ¿qué responderías? ¿en la mente o en el cerebro? ¿Cuál es la diferencia entre estos dos conceptos y cuál es su relación?
Siempre que hablamos de nuestros pensamientos, reflexiones, creencias, recuerdos e incluso sentimientos, solemos referirnos a nuestra mente.
Todo aquello que pienso está en mi mente. El origen de mi comportamiento también se cuece en mi mente. En ella tiene lugar mi discurso interno, el de mi conciencia, ahí se encuentra el Mini-Yo del que os hablaba la semana pasada.
Entonces, ¿qué es el cerebro? Y ¿por qué cuando nos referimos a nuestros pensamientos o conciencia aludimos a la mente en lugar de al cerebro?
El cerebro es el lugar físico donde tiene lugar todo ese almacenamiento de información, recuperación de la misma, relación de conceptos, generación de nuevos pensamientos y creencias, etc. En otras palabras, el cerebro es el órgano de la mente y podemos entenderlo como el plano más físico y tangible, a diferencia de lo abstracto que envuelve el concepto de la mente. Desde el punto de vista del cerebro, los pensamientos son las conexiones eléctricas que suceden entre las neuronas, llamadas sinapsis, que hace que éstas se comuniquen entre sí.
Lo interesante de todo esto, y el motivo por el cual hoy saco a colación estos dos conceptos, es para contarte el fenómeno de la plasticidad del cerebro humano. A raíz de las resonancias magnéticas funcionales, los científicos han demostrado que las conexiones neuronales son susceptibles al cambio, esto es, que podemos generar nuevas conexiones neuronales y eliminar antiguas. El cerebro, pues, puede experimentar cambios físicos y químicos.
De esta forma, al modificar las conexiones neuronales desde el plano físico del cerebro, directamente también estamos provocando un cambio en el pensamiento, entendido desde el plano mental, esto es, de la conciencia. Así, aparece la idea de que estamos en constante evolución y desarrollo por lo que, cambiar nuestros pensamientos y creencias sobre la vida, sí es posible.
Debido a nuestras experiencias, aprendizajes e información que vamos acumulando a lo largo de nuestra vida, generamos una forma de ver las cosas, nuestra perspectiva y nuestro sistema de creencias. Sin embargo, la ciencia nos demuestra que no es inalterable. Con nuevo aprendizaje, nueva información, e incluso con entrenamiento mental a base de ejercicios de habilidad, de memoria, de atención plena o mindfulness, el cerebro humano es capaz de transformarse y, con él, nuestra mente.
En otras palabras, todos somos capaces de modificar nuestros pensamientos, nuestras creencias y nuestro comportamiento frente a la vida. Por eso es tan importante ese mensaje que tu “mini yo” te está diciendo a la oreja constantemente. Si dejas que la voz de tu conciencia siga enviándote los mensajes de siempre, no estás dejando la puerta abierta al cambio. Sin embargo, si reprogramas la voz de tu conciencia y empiezas a hablarte de otro modo, enviándote otro tipo de mensaje más positivo, estarás contribuyendo a la transformación física de tu cerebro y al desarrollo de tu mente.
En definitiva, no sólo a causa del entorno, si no también nosotros mismos, somos capaces de transformar nuestra mente y nuestro cerebro, lo que nos abre la puerta a la magnífica idea de que todos podemos cambiar, mejorar y crecer como seres humanos.