TRES RASGOS DE LA AMISTAD VERDADERA

Cuando hablamos de calidad versus cantidad, existe una faceta de nuestras vidas en la que no hay duda por qué apostar: la amistad.

Para la mayoría de adolescentes, tener muchos planes, conocer a mucha gente, ser popular y gustar a todos, es sinónimo de éxito, y lo creen necesario para sentirse bien consigo mismos. Todos hemos pasado por esta etapa y probablemente te resuene esta conducta en ti, o en alguien de tu entorno.

Sin embargo, superada la adolescencia, llega el momento de madurar, y -los que tienen la suerte de haberlo hecho- se dan cuenta de que la clave del éxito y de la satisfacción personal no viene por estar rodeado de mucha gente, si no que pasa por estar en paz y feliz con uno mismo.

Es en esta etapa en la que muchas personas empiezan a “hacer limpieza” y “recortes” de pseudo amistades, y a dar el valor que realmente merece la palabra amistad.

Como ya he comentado varias veces en mi blog, sabrás que para mí, la palabra amistad está cargada de mucho significado y, por eso, me siento tan afortunada alardear de tener pocos amigos.

Es cierto que no es muy bonito llamar a alguien “compañero” o “conocido”, y por eso usamos el término “amigo” de forma tan ligera; pero en el fondo, muchos estaréis de acuerdo conmigo en que amigos, es mejor tener pocos, pero de calidad.

La verdadera amistad, la de calidad, es la que reúne una serie de características que no es fácil encontrar en cualquier otra relación que podríamos denominar de pseudo amistad.

No dispongo de la verdad universal y, probablemente, cada uno dará importancia a unos valores sobre otros; pero en mi opinión, hay 3 rasgos esenciales que debe reunir una verdadera relación de amistad:

  1. UN A.M.I.G.O. ESTÁ SIEMPRE

En este caso, el término estar no significa tener que estar físicamente a tu lado: un amigo puede estar en tu pensamiento sin necesidad de veros en persona, ni de hablar por teléfono, Skype o Whatsapp.

En mi caso, pienso en ciertas personas, a quienes considero muy buenos amigos, con quienes he estado largo tiempo sin vernos y sin apenas hablarnos. Pero cuando lashenecesitado, o han sabido que estaba pasando por una mala racha, han sido los primeros en ofrecerme su hombro. Y me ocurre exactamente lo mismo al revés: cuando me han necesitado, jamás les he fallado.

Ésta es una de las cosas que más me gusta de la amistad verdadera, y me sorprende cuando escucho comentarios de gente que se enfada porque un amigo “no me dice nada en todo el año, y ahora que está mal y triste, me llama…”.

Al contrario de lo que puede opinar mucha gente, a mí me encanta saber que mis amigos están bien, y sé que si no me llaman es precisamente por eso, porque su vida va viento en popa y quizá tienen otras prioridades que atender. Lo comprendo, y no me molesto porque no encuentren un ratito para tomar un café conmigo (aunque personalmente discrepo en lo de encontrar huecos, como te explico en ¿Por qué tenemos la necesidad de estar ocupados?).

Sin embargo, me alaga ser yo la primera persona que aparece en su mente cuando las cosas se tuercen y necesitan un amigo de verdad para sentirse apoyados y reconfortados.

Es por eso que la amistad verdadera no funciona con exigencias. Un amigo de verdad no te exigirá llamadas, regalos ni cafés, porque un amigo de verdad está siempre ahí.

  1. UN A.M.I.G.O. TE QUIERE TAL Y COMO ERES

Amistad es sinónimo de poder ser tu mismo, en todo momento, sin necesidad de fingir ni de pretender ser quien no eres.

En mi caso, cuando estoy con mis amigos, necesito poder ser yo misma, mantener mi autenticidady sentirme respetada y valorada por mis virtudes y también con mis defectos.

Si estás en un grupo de “amigos” y sientes que debes forzar tu comportamiento, o que debes actuar distinto a cómo lo harías siendo tu mismo simplemente para gustar y encajar con ellos, en realidad hay una necesidad oculta de ser aceptado y querido por ellos, ¡pero no estás siendo fiel a ti mismo!

 En el momento en el que a alguien no le gusta tu verdadera forma de ser, o no respeta tus opiniones ni tus valores, debes plantearte que, quizá, ésta no sea la persona adecuada para construir una verdadera relación de amistad.

La magia de estar con amigos de verdad es que uno puede expresar libremente sus verdaderos pensamientos, sentimientos u opiniones, sin miedo al qué dirán, ni a qué pensarán de ti, y sin miedo a ser rechazado.

  1. UN A.M.I.G.O. CREE EN TI Y EN TU POTENCIAL

Un amigo de verdad te apoya, te reconforta y cree en ti aún cuando tu mismo has perdido tu propio oremus.

Confía en tus recursos y habilidades y siempre está listo para recordarte cuáles son tus capacidades.

Un amigo está para empoderarte, cosa que jamás hará por compromiso ni por falsedad, si no porque sabe y confía de verdad en todo tu potencial.

Un amigo de verdad se alegra sinceramente cuando consigues tus metas. Se siente orgulloso de ti y celebra tu éxito como el suyo propio. Sabe qué tiene que decir y en qué momento exactodecirlo para sacarte esa sonrisa cuando más la necesitas.

 

Seguramente haya otros rasgos que definen y completan la definición de amistad verdadera, pero para mí, estos son los tres rasgos esenciales.

Como dice una de mis pocas amigas de verdad: “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. A lo que yo añado: y si tienes la suerte de contar tesoros con una mano, eres alguien muy afortunado 😉

Anna Llebaria

No Comments

Leave a reply

tres × 2 =