
Tu futuro puede ser marcado por decisiones insconscientes
¿Sabes cuántas decisiones tomas a lo largo del día?
A priori, parece que no tengan que ser demasiadas… A excepción de momentos determinantes en los que uno debe tomar decisiones cruciales, tales como qué carrera cursar, dónde vivir, qué puesto de trabajo elegir, casarse o permanecer soltero, ser padres o no, etc., parece que en nuestro día a día, tampoco tengan que ser demasiadas las decisiones que tomamos.
Pues estamos muy equivocados. En un solo día, cada uno de nosotros tenemos que hacer frente a ¡unas 35.000 decisiones!
Reflexiona por un momento: desde que te levantas y decides qué ropa vas a ponerte, a qué vas a desayunar, qué camino vas a tomar para llegar al trabajo, cómo vas a abordar tus tareas y reuniones, si vas a llamar o no a tu madre, si vas a escribirle un mensaje a tu mejor amigo para preguntarle qué tal está, si vas a ir a hacer deporte al salir del trabajo, etc. etc.
Son muchas más las decisiones que tomamos a lo largo del día de lo que imaginamos, lo que sucede es que la mayoría de ellas las tomamos de forma automática e inconsciente. Es nuestro cerebro, funcionando en piloto automático, el que toma todas estas decisiones “por nosotros”.
Por un lado, este proceso de automatización nos ahorra tiempo y energía, haciéndonos más eficientes. Aunque, por otro lado, puede suponer un gran hándicap, puesto que todas estas tareas que llevamos a cabo inconscientemente, son las que constituyen nuestros hábitos diarios, lo que se traduce en nuestro estilo de vida, nuestro futuro y, en definitiva, a definir quién eres y cómo es tu vida.
Cuando en tu hora de la comida eliges comer fastfood para ir más rápido y así no tener que cocinar, no sólo estás decidiendo cómo quieres alimentarte ese día en concreto, si no que estás definiendo quién eres y qué quieres para tu propia salud y para tu vida.
Es evidente que, si puntualmente te tomas una hamburguesa del McDonald’s, esa acción no tendrá ninguna repercusión sobre tu salud, pero si inconscientemente tienes como hábito comerla varios días a la semana, al cabo de un año habrás creado un hábito que a posteriori no será fácil de cambiar y, además, estarás poniendo en juego tu salud y tu bienestar.
Lo mismo sucede con el resto de decisiones, aparentemente, poco cruciales como hacer deporte, conversar con tu pareja, meditar, mantener el contacto con tus amigas… Date cuenta del gran impacto que puede llegar a tener sobre tu salud física y emocional que, semana tras semana, decidas no hacer aquellas pequeñas tareas poco urgentes como pasar tiempo de calidad con tu familia, buscar algunos huecos para hacer actividad física, o hacer aquellas gestiones necesarias para arrancar tu propio proyecto.
Cada semana lo veo en muchos de mis coachees: el día a día nos absorbe de tal forma que al final de la semana se nos pasan muchas cosas que hemos pensado hacer y que finalmente no hemos abordado. Pero como no son urgentes ni prioritarias, no le damos la importancia que merecen… Así, he visto parejas romperse por falta de comunicación y por compartir poco tiempo de calidad juntos; así he visto personas que han perdido su salud y que no consiguen llegar a su peso ideal; así he visto gente con frustraciones y sueños incumplidos por no pasar a la acción con esas tareas necesarias para conseguirlos.
Date cuenta de que cada día llegas a casa y llevas a cabo las mismas rutinas automáticamente y que has perdido la noción de lo que es realmente importante. Que tomas la cena mirando el telenoticias, que luego te lanzas sobre el sofá y te pones ese capítulo de la serie de moda y que apenas diriges una mirada ni una caricia a tu pareja. Que de repente te acuerdas de que querías haber llamado a tu madre o a tu mejor amiga, pero que ya es demasiado tarde y que, si acaso, lo harás mañana. Pero mañana sigues con la misma dinámica, inmerso en tu rueda del hámster, y al final estás conduciendo tus hábitos a un estilo de vida indeseable y a sufrir graves consecuencias en el futuro.
Evitar que esto suceda tiene una solución que no es tan complicada: recupera tu consciencia. Recupera la atención en cada pequeña gran decisión que tomes a lo largo de tu día. Sé consciente de cuáles son tus hábitos diarios que tienes automatizados y cámbialos conscientemente para poder mejorar tu salud, la calidad de tus relaciones personales y, en definitiva, el rumbo de tu vida.
Date cuenta de que decisiones diarias aparentemente banales e inconscientes, pueden tener más impacto sobre tu futuro que aquellas decisiones que creíste cruciales. Por eso recupera el control, date cuenta de qué es lo realmente importante y DECIDE conscientemente quién quieres ser y cómo quieres construir tu vida.
¿Vas a dejar que sea tu inconsciente quien decida quién eres y cómo es tu vida?
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Domyessay
mayo 16, 2019 at 7:56 pmAnna Llebaría, thanks! And thanks for sharing your great posts every week!