
TU PLAN D
“Ocurrió una vez que un gato se encontró en un bosque con una zorra. La zorra, que despreciaba al gato y quería demostrar su superioridad, le preguntó cuántas maneras de escapar conocía.
Este respondió modestamente:
– No conozco más que una. Me fío de mi agilidad. Cuando los perros me persiguen, sé subirme de un salto a un árbol, y así me salvo de ellos.
– ¿Y es eso todo lo que sabes? – preguntó la zorra altanera-. Pues yo domino más de cien trucos. Me das lástima; ven conmigo y te enseñaré diferentes maneras de escapar de los perros.
En aquel preciso instante apareció un cazador con sus perros. El gato, veloz y sin pensárselo dos veces, saltó a un árbol y se quedó oculto entre las ramas.
La zorra, sin embargo, pensando en qué estratagema usar, fue presa fácil de los perros.”
Hoy quiero compartir contigo esta famosa fábula de Esopo, que me sirve para introducirte el tema del que quiero hablarte hoy en mi post.
Para organizarnos bien la vida, definir nuestros objetivos y planificar nuestro futuro, es esencial que nos planteemos diferentes escenarios y tengamos en cuenta las consecuencias futuras de nuestras decisiones. Recuerda el post “Cuando pensar en negativo es positivo” en el que te expliqué cómo funciona el método WOOP, para anticiparse a lo que pueda ir mal.
Sin embargo, cuando damos muchas vueltas a un tema y elaboramos demasiadas estrategias, podemos llegar a bloquearnos y quedarnos en el inmovilismo.
Míralo así: tener un plan B, incluso un plan C, para el caso que tu estrategia o decisión no funcione, resulta totalmente eficaz y rara vez te quedarás sin una respuesta, puesto que te habrás adelantado a las consecuencias y tendrás una respuesta preparada.
Pero, ¿tiene sentido que barajes el plan D, plan E, plan F…?
Hay personas que quieren disponer de tantas opciones y alternativas por si acaso, que al contrario de lo que intentan, lo que consiguen es que su estrategia no sea nada eficaz.
Pensar en tantas alternativas puede encallarte en la preocupación y enredarte en emociones de estancamiento y ansiedad.
Además, a la hora de pasar a la acción te paralizará, ya que necesitarás demasiado tiempo para barajar cuál de las diferentes estrategias y planes que diseñaste será el adecuado para la situación.
Aplica estos cuatro consejos para evitar caer en esta situación:
- Ser más pragmático, no elucubres demasiadas hipótesis y sé realista
- No seas demasiado perfeccionista, no puedes tenerlo siempre todo bajo control
- Enfocarte en la solución que sea más eficaz a priori para ti
- Elaborar como máximo dos planes alternativos
No olvides que el objetivo de elaborar planes alternativos es ser eficaz; pero cuando dicha eficacia da lugar a la preocupación, parálisis y bloqueo, entonces dejará de serlo.